martes, 17 de julio de 2012

El presidente electo fue asesinado

Es 17 de julio y el país se encuentra en medio de una guerra de mexicanos contra mexicanos que ha cobrado más de 60 mil muertes y que comenzó por una decisión presidencial a la que un poder fáctico respondió con las armas. Ya hay un nuevo presidente electo, pues el 1 de julio se llevó a cabo la elección, tras de un proceso seriamente cuestionado. Hoy, ese presidente electo será asesinado.

A pesar de las similitudes, no estoy hablando del año 2012 sino de 84 años atrás: es 1928.

Plutarco Elías Calles
La guerra cristera se desató en 1926 luego de que el entonces presidente, Plutarco Elías Calles, publicara una ley que sometería a las iglesias al poder del Estado y limitaría la participación de éstas en la vida pública; esta ley fue conocida como "Ley Calles". Tras su promulgación, la Iglesia Católica ordenó el cierre de los templos en todo el país.

Privados de bautizos, bodas, fiestas patronales y las misas dominicales, miles de campesinos católicos se levantaron en armas principalmente en Jalisco, Guanajuato, Zacatecas y Michoacán, al grito de ¡Viva Cristo Rey! Son los llamados Cristeros. Aunque la Iglesia Católica se deslindó del movimiento armado, hay evidencias del apoyo y respaldo de algunos jerarcas. Una de las acciones de mayor impacto por el nivel de violencia que alcanzó fue el descarrilamiento de un ferrocarril cerca de Ocotlán, Jalisco, 

La respuesta del Ejército no fue menos sangrienta, de forma que durante los tres años de guerra (1926-1929) se habla de más de 60 mil muertos, cifra coincidente con los muertos de la "Guerra de Calderón".

Coronel Manuel Ramírez Oliva, en Los Altos de Jalisco
Tropa del general Rodolfo Gallegos, en Guanajuato.
Manifestación contra la "Ley Calles" en Tototlán, Jalisco.
Julio de 1926
La reacción católica no solamente incluía las armas. La Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa organizó un boicot económico como medida de presión para que la Ley Calles fuera retirada. La consigna era comprar únicamente lo indispensable para vivir, de forma que la economía nacional se vio afectada duramente.

Mientras el país se encontraba en conflicto, el expresidente Álvaro Obregón, líder de la Revolución Mexicana y predecesor de Calles de 1920 a 1924, se encontraba retirado en la Quinta Chilla, su rancho en Sonora dedicado a la siembra (y acaparamiento) de garbanzo. Después de mucho cavilar, se decidió por participar en las elecciones de 1928, seguro de poder resolver los problemas del país.

Álvaro Obregón con Pablo González
La Revolución de 1910 trajo consigo la suspensión de la reelección presidencial, de forma que Obregón no podía participar para gobernar el país nuevamente. De tal forma que cabildeó con los diputados (de la mano de Luis N. Morones, entonces jefe de la CROM y a quien respondían muchos legisladores) para que se modificara la ley, olvidando su propia lucha contra la reelección e ignorando toda la sangre que fue derramada para conseguirlo.

Ahora en 2012 hay reclamos de inequidad en la elección presidencial de 2012 por compra de votos,uso electorero de encuestas y por el papel de los medios de comunicación, pero en aquellos años las diferencias políticas y la lucha por el poder seguían otras vías: los otros aspirantes a la presidencia, Arnulfo Gómez y Francisco Serrano, fueron asesinados antes de la elección, de tal forma que Obregón  apareció como candidato único en la boleta el 1 de julio. No podía ser de otra forma, Obregón fue nombrado presidente electo de la República por segunda vez.

Un día como hoy, el 17 de julio de 1928, a dos semanas de la elección, los diputados de Guanajuato organizaron una comida en honor a Obregón en el restaurante "La Bombilla" de la Ciudad de México.

Comida en La Bombilla en honor a Obregón
La banda musical tocaba "El Limoncito" mientras los asistentes disfrutaban de la comida, cuando un caricaturista del periódico Excelsior, José de León Toral, pidió acercarse a Obregón para hacerle un retrato. En cuanto terminó el dibujo sacó una pistola y disparó a bocajarro al manco de Celaya, quien murió horas después. México se quedaba sin futuro presidente.
José de León Toral fue detenido inmediatamente, ni siquiera se resistió al arresto, pues creía que sería muerto en el mismo lugar del crimen. En tanto, el cadáver de Obregón fue trasladado a su casa en la calle Jalisco #185, en la colonia Roma (ahora la calle lleva el nombre de Álvaro Obregón). El cuerpo nunca fue sometido a bisturí ni fue analizado por peritos balistas, lo que resulta una deficiencia seria para la futura investigación del homicidio. Este sólo sería una de tantas irregularidades durante la resolución del crimen.

Mascarilla de Obregón tomada instantes
después de su muerte. La mancha en la mejilla
fue el primer impacto que recibió.
Álvaro Obregón en  La Bombilla, minutos antes de ser asesinado


















A 84 años del asesinato, todavía causa polémica el caso y se está lejos de llegar a un consenso entre los historiadores respecto a lo que realmente sucedió aquel 17 de julio en La Bombilla. La situación es la siguiente: hay dos documentos distintos que dan fe de las heridas de Obregón y ambos dan información muy distinta. El mismo día del crimen se realizó un acta médica que se archivó en el Hospital Militar donde se da cuenta de diecinueve heridas, al parecer provocadas armas de fuego de distinto calibre que penetraron por lugares y en direcciones muy distintas (aquí se puede consultar el contenido completo del acta). El arma que utilizó Toral sólo tenía diez disparos, por lo que este documento a servido como sostén para versiones que señalan que Toral no fue el único que disparó contra Álvaro Obregón y rechazando así la versión del "asesino solitario". Ahora bien, hay otra acta, fechada el 3 de agosto de 1928, diecisiete días después del crimen, que señala sólo ocho heridas: esta acta fue la única que recibió el juez Aznar, encargado del caso. Independientemente, cualquiera de los dos documentos es dudoso, pues no se contó con una autopsia en forma (no hubo bisturí) y no se presentó un análisis realizado por especialistas de las heridas de balas del cadáver.

Esquema de las heridas que recibió el cuerpo de
Obregón de acuerdo el acta del Hospital Militar.
José de León Toral, justo después de ser detenido.
El pómulo izquierdo muestra inflamación y hay
rastros de sangre en el labio.
¿Qué pasó con el asesino? José de León Toral era un devoto católico, simpatizante de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa. Una vez detenido se le aplicaron sinnúmero de interrogatorios, pues ante el explosivo clima político se sospechaba que había sido contratado por Elías Calles o Luis N. Morones para acabar con Álvaro Obregón. De León Toral siempre sostuvo haber actuado solo y por convicciones personales, incluso después de haber sido sometido a tortura. De acuerdo a su propia versión, la idea de asesinar a Obregón surgió a raíz de una conversación con la monja Concepción Acevedo, conocida como la "Madre Conchita", donde concluyeron que la única forma de resolver el conflicto Cristero era eliminando al presidente. Luego de estas declaraciones, la Madre Conchita también fue detenida. Además, los familiares de Toral fueron trasladados también a prisión, tanto su esposa en ese momento embarazada, sus padres, Aureliano de León y María Toral Rico (mis tatarabuelos) y algunos de sus hermanos (entre ellos Paz de León, mi bisabuela).

Dibujos de León Toral, representan algunas torturas que sufrió en prisión.

La situación política del país era tremenda. Los obregonistas exigían que alguien pagara por el crimen y la mayoría sospechaba del propio presidente Calles, quien últimamente se había mostrado alejado de Obregón. Para calmar la situación se decidió algo inédito: el juicio de José de León Toral y la Madre Conchita fue un juicio oral, público, abierto a la población y con un jurado integrado por ciudadanos que fueron insaculados. A las sesiones del juicio acudieron muchos diputados y figuras de la política interesados en la investigación.

Asistentes al juicio de Toral


Al centro Demetrio Sodi, abuelo del ahora político
panista y defensor de José de León Toral durante el juicio


El juicio fue largo y lleno de irregularidades, inclusive hubo un intento de linchamiento contra la Madre Conchita, quien resultó con una pierna rota. Finalmente, la Madre Concepción Acevedo fue enviada por veinte años a la prisión de las Islas Marías como autora intelectual del crimen, mientras José de León Toral fue condenado a muerte y fusilado el 9 de febrero de 1929 en la penal de Lecumberri.

Pelotón de fusilamiento de Toral

Fusilamiento de José de León Toral

En la historia familiar no se duda respecto a que José de León Toral actuó solo. Nadie de la familia sospechaba siquiera que ese hombre tan tranquilo, tímido y fervoroso pudiera ser capaz de hacerle daño a alguien. La revista Proceso publicó recientemente una nota donde da cuenta de unas cartas que De León Toral envió meses antes del asesinato a Roberto Pro Juárez (hermano de dos de los mártires mexicanos santificados por la Iglesia, Humberto y Miguel Agustín, que fueron fusilados sin juicio de por medio, acusados de un atentado contra Obregón). En las misivas da cuenta de su intención de participar en el movimiento en favor de la Iglesia y se dice inspirado por los hermanos Pro; terminaría siendo también fusilado, aunque sin alcanzar el reconocimiento de la Iglesia.

También se presenta una interesante carta fechada el 22 de noviembre de 1928, para entonces ya sentenciado a muerte pero con esperanzas de apelar la decisión, donde habla de su opinión de Álvaro Obregón. Dice que antes de asesinarlo "oía yo que le achacaban ser sumamente sanguinario e impulsivo, y enemigo de la religión; que fue él o los suyos quienes en 1917 adicionaron los artículos persecutorios. También se le atribuían las muertes de Carranza y las de Serrano y Gómez, más tarde [...] No tuve personalmente pruebas de tanta cosa que oía en contra del Sr. Obregón, pero sí lo creía". Luego del asesinato, "he sabido detalles hermosísimos de la vida del Sr. Obregón (su amabilidad, socorros a los necesitados, perdón a sus enemigos; proyectos e intenciones de arreglo, etc.), y, con verdad lo digo, si antes de julio he tenido estas pláticas con amigos del Sr. Obregón, nunca hubiera atentado contra su vida".

Portada de la revista Proceso, edición 1275, de abril del 2001.
Narra el intento de familiares de José de León Toral para que la Iglesia abriera un proceso de beatificación. La solicitud fue rechazada.

Tras la muerte de Obregón, Emilio Portes Gil fue nombrado presidente interino, y tras muchas negociaciones secretas con el clero, donde participaría el Vaticano y el gobierno de Estados Unidos, se llegó finalmente a un acuerdo que concluiría con el fin de la guerra cristera en 1929.


El Informador, 22 de junio de 1929

84 años después de estos acontecimientos, las elecciones siguen siendo polémicas y generan conflictos sociales. Esperamos que el futuro nos traiga soluciones pacíficas para resolver los conflictos sociales y de inseguridad que en la actualidad azotan al país.


Armas de cristeros atrincherados en un templo de Guadalajara
Aureliano de León y María Toral Rico (mis tatarabuelos) pidiendo una prórroga
a la sentencia de muerte dictada contra su hijo. Les fue negada.


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Por José Carlos Rodríguez Toral.

Bibliografía principal y fotografías obtenidas de:
- Martínez Avelleyra, A. (1972) No volverá a suceder. Novedades: México.
- Meyer, J. (1997). La Cristiada. El conflicto entre el Estado y la Iglesia. Editorial Clío: México.
- y de las anécdotas familiares, historias que me han contado desde niño y que he escuchado de mis abuelos y de mi querida tía Esperanza de León Martín del Campo, única hija que queda con vida de José de León Toral.