Caminando sin rumbo él la mira, la persigue sin darse cuenta por intrincados pasajes, laberintos, jardines, arboledas; está ahí y ella lo observa, caminando sin rumbo mirándola; lo persigue con la vista, alta, magnífica, la ciudad se mantiene apabullante y tranquila; obsesa y palpable, sin ojos observa.
La Citta, Álex Bragelonne.
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