miércoles, 11 de mayo de 2011

La apuesta de Alfred Schütz por la Fenomenología

Quizás algunas observaciones finales puedan sugerir muy brevemente en qué reside la importancia de la fenomenología para las ciencias sociales. Es necesario decir con claridad que la relación de la fenomenología con las ciencias sociales no puede ser demostrada analizando, con métodos fenomenológicos, problemas concretos de sociología o economía, como los del ajuste social o la teoría del comercio internacional. Estoy convencido, sin embargo, de que futuros estudios de los métodos de las ciencias sociales y sus nociones fundamentales conducirán necesariamente a problemas pertenecientes al dominio de la investigación fenomenológica.

Para dar solo un ejemplo, todas las ciencias sociales presuponen la intersubjetividad del pensamiento y la acción. Que existen nuestros semejantes, que los hombres actúan sobre los hombres, que es posible la comunicación por medio de símbolos y signos, que los grupos y las instituciones sociales, los sistemas legales y económicos, etcétera, son elementos integrantes de nuestro mundo vital, que este mundo vital tiene su propia historia y su relación especial con el tiempo y el espacio, son todas nociones que explícita o implícitamente constituyen elementos fundamentales para la labor de todos los especialistas en ciencias sociales. Estos han elaborado ciertos recursos metodológicos -esquemas de referencia, tipologías, métodos estadísticos, etcétera- con fin de abordar los fenómenos indicados por estos términos. Pero los fenómenos mismos se presuponen simplemente. El hombre es concebido sencillamente como un ser social, existen el lenguaje y otros sistemas de comunicación, la vida consciente del Otro es accesible para mí; en resumen, puedo comprender al Otro y sus actos, y él puede comprenderme a mí y lo que hago. Y lo mismo es válido para los objetos sociales y culturales creados por los hombres, que son presupuestos y tienen su sentido específico y su modo específico de existencia.

Pero, ¿cómo es posible la mutua comprensión y comunicación? ¿Cómo es posible que el hombre lleve a cabo, con un propósito o de manera turinaria, actos provistos de sentido, que se guíe por fines que desea alcanzar y esté motivado por ciertas experiencias? Los conceptos de sentido, motivos, fines, actos, ¿no se refieren acaso a una cierta estructura de la conciencia, a cierto ordenamiento de todas las experiencias en el tiempo interior, a cierto tipo de sedimentación? Y la interpretación del sentido del Otro y del sentido de sus actos, así como los resultados de esos actos, ¿no presuponen una autointerpretación del observador o el copartícipe? ¿Cómo puedo yo, en mi actitud como hombre entre otros hombres o como científico social, acceder a todo esto si no es recurriendo a un acervo de experiencias preinterpretadas y construidas por sedimentación dentro de mi propia vida consciente? ¿Y cómo pueden ser garantizados los métodos para interpretar la interrelación social, si no se basan en una cuidadosa descripción de los supuestos subyacentes y sus implicaciones?

Estas cuestiones no pueden ser dilucidadas mediante los métodos de las ciencias sociales; exigen un análisis filosófico. Y la fenomenología -lo que Husserl llamaba filosófía fenomenológica y también la psicología fenomenológica- no solo ha permitido una nueva aproximación a dicho análisis, sino que además ha iniciado el análisis mismo.

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* Extracto final del ensayo Conceptos fundamentales de la fenomenología, de Alfred Schütz, disponible en el libro El problema de la realidad social, que pueden localizar en la biblioteca del CUCSH o la del Chino.

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