sábado, 24 de septiembre de 2011

Semiótica y Teoría de la Comunicación


SEMIÓTICA Y TEORÍA DE LA COMUNICACIÓN
de Carlos Vidales Gonzales

Carlos Vidales ha acabado desde hace tiempo por convertirse en un experto practicante de una especialidad cultivada por muy pocos: desde su primera experiencia de aprendizaje formal (forzado) de la(s) teoría(s) de la comunicación hasta la fecha, — lapso ya largo, aunque su trayectoria productiva en la academia está apenas en ciernes— ha dejado crecer su insatisfacción intelectual ante esa pretenciosa y misteriosamente relevante materia. Era inevitable que incursionara en la docencia, para completar los ingredientes de una vocación tan firme como poco común: la reflexión teórica. Y empleo el término “reflexión” con toda intención, pues la “elaboración”, la “sistematización”, la “construcción” teóricas, implican necesariamente la reflexión, la articulación práctica de la teoría y teórica de la práctica.

No sé si el futuro de la trayectoria de Carlos Vidales vaya a seguir ubicado en los ámbitos académicos, pero si no fuera así sería quizá un desperdicio. Pocos individuos de su edad han desarrollado como Carlos las capacidades de lectura necesarias para interactuar tan competentemente con el discurso teórico, o mejor dicho, con los discursos teóricos en varios campos. El plural es ya indispensable. El rigor con que ha emprendido (e impuesto) en sus estudios de posgrado la tarea de explorar hasta sus últimas consecuencias alcanzables la posibilidad de una mayor consistencia teórico-conceptual como fundamento de los estudios de la comunicación, lo ha enfrentado con una gama cada vez mejor definida de opciones, de las cuales él ha elegido la vertiente semiótica.

Esa elección es probablemente la más promisoria entre las accesibles desde las ciencias sociales y humanas, y seguramente una opción estimulante y arriesgada, pues la semiótica no es, como tampoco lo es el estudio de la comunicación, una “disciplina” académica sólida y consistentemente fundada. Pero la “promesa” de su desarrollo, desencadenada por C. S. Peirce hace más de un siglo, sigue siendo fuertemente atractiva para quienes se atreven a adoptarla como proyecto y como sistema. Carlos Vidales ha dado ya suficientes muestras de convicción y de capacidad en ese sentido como para desestimar su opción. Más bien, lo que cabe al acompañarlo es buscar aportarle algo con lo que quizá el propio Peirce no contó en vida: interlocución, oportunidades de comunicación.

Este libro, antes que otra cosa, es una convocación (quizá hasta una provocación) a los potenciales interlocutores interesados en el cultivo de las preguntas básicas sobre la comunicación, sobre la significación, sobre la sociocultura. Sabemos que esos potenciales interlocutores no abundan, pero estamos seguros de que existen. Y asumimos que vale la pena encontrarlos y entablar con ellos (y ellas) una conversación intelectual bien enfocada. Este libro contiene algunas claves para un debate, práctica de comunicación, que extienda más allá de su precario estado actual, el fundamento de los saberes reflexivos sobre la comunicación, la cognición, la vida social…. Porque, siguiendo la sentencia de Kurt Lewin, “No hay nada más práctico que una buena teoría”, y hay que invertir mucho trabajo para identificar qué caracteriza a una “buena” teoría.

* Fragmento del prólogo de Raúl Fuentes Navarro.
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