sábado, 25 de septiembre de 2010

La psicosis también amenaza.



Crónica de una amenaza de bomba en la UdG.
Jueves por la mañana, el profesor ha dejado de tomar lista, nos ha dicho que podemos salir, que no hay problema, que no olvidemos enviar nuestra tarea por correo electrónico, que ya ha sido acordado, que podemos salir, corriendo si queremos.

Salir, sí, esa acción de evacuar un sitio… algo que no nos dejarán hacer cuando haya amenaza de bomba. Pero eso será después.

Faltan más de 60 minutos para que de inicio la conferencia que reunirá a unos pocos estudiantes, algunos de Derecho que son acarreados por su presidente de la sociedad de alumnos, algunos profesores y otros maestros de la vida con los que nos ha tocado conversar. Y digo en plural porque esta es una historia de tres, los tres que salimos del salón hace un rato y ahora, apenas las 10:10 de la mañana, como unos ñoños cualquiera, entramos al Paraninfo de la Universidad de Guadalajara. El registro es lo de siempre: pluma sobre el papel, jeroglíficos en la columna de nombre, procedencia, correo electrónico, y definición: estudiante, profesor, prensa u otro.

Al sabernos únicos en el paraninfo, ¿quién llega tan temprano?, somos los primeros en el recinto donde se presentarán los ganadores del premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Es el olor a insecticida lo que nos espantó las ganas de esperar y decidimos salir, quizá a buscar algo que mitigara la revolución en el estomago a falta de comida, quizá solamente no queríamos estar solos frente a los murales de Orozco, que a cualquiera intimidan. Quizá también solo queríamos que nos consumiera el tiempo en otro lado. Tres mochilas que dejaremos en la tercera fila del lado izquierdo, tres mochilas pesadas que están ocupando los lugares en los que esperamos reposar las nalgas, tres motivos para que al final sean la nota del día siguiente.

Son las once menos cuarto, hemos embutido unos cuernitos tía rosa y un Hershey´s de coockies and cream mientras platicábamos sentados en la banca de la Rambla Cataluña que fue nuestra segunda opción, porque la primera banca estaba sucia. Los tres que compartíamos el manjar saludamos a Juan Carlos Nuñez, nuestro profesor de ética de la comunicación, él también quería conocer cómo se hace un trabajo ganador de un premio de la FNPI. Y en la plática salía a relucir el tema que nos tiene consumidos en la Universidad de Guadalajara: la pelea mediática con el gobernador del Estado por el presupuesto. Y la última noticia es la patraña de que éste último se sentía amenazado de muerte porque en una de las marchas, los estudiantes de la prepa de Tonala le habían regalado unas catrinas de papel mache que los estudiantes habían elaborado en un taller. Fuera de eso, sabíamos que la pelea entre UdeG y Gobierno del Estado ya había pasado de la razón y el argumento a la estupidez de ganar espacio como sea en los medios de comunicación.

Es hora, son las 11 horas y ya no tarda en comenzar. También, en el segundo piso del paraninfo hay una rueda de prensa donde se denunciará que el Gobierno del Estado debió haber entregado un cheque por 177 millones de pesos desde el 20 de septiembre, y que de no hacerlo pronto, la nómina de los empleados de toda la red en el Estado estaba en riesgo. Pero eso fue después, ahorita los tres vamos entrando de nuevo al Paraninfo pero nuestras mochilas son sostenidas con sigilo por dos personas. No las quieren abrir pero se ve que no saben cómo agarrarlas. Como si estuvieran más pesadas de lo normal, ambos las sostienen. Ellos, los mismos de siempre, esas personas que he reconocido en diferentes eventos como personal de seguridad tanto del rector como del líder de la institución.

- Oiga, esas son de nosotros. Y apuntábamos con el dedo nuestras pertenencias, una mochila negra, una azul y una que parece más una bolsa de coctel.
- Y por qué las dejaron solas. Y luego, qué no saben…
- No pues salimos a comprar algo, faltaba mucho tiempo, no pasa nada ¿o sí?
- Pues la siguiente deben dejar a alguien cuidándolas; decía el hombre en un tono enojado
- ¿Nos las puede devolver?; -y trataba de alcanzarlas con la mano-.
- La siguiente que lo vuelvan a hacer ya no van a entrar, ¿entendido?
Las tomamos y nos fuimos a sentar a esperar.

Cuarenta minutos después, y mientras Leila Guerriero empezaba a diseccionar el trabajo que la hizo ganadora del premio en la categoría de texto, Armando Zacarias, el rector de CULAGOS y quien hizo la presentación, la interrumpía, decía que protección civil estaba aguardando afuera, y un par de perros ladraban, eran Max y Tony, del escuadrón canino del cuerpo de bomberos de Guadalajara; olían la psicosis.

Lo peor de todo: había amenaza de bomba pero a nosotros no nos dejaban salir del pasillo que comunica el recinto del paraninfo y la calle. Y ahí se nos vino a la mente “¿habrán pensado que nuestras mochilas eran bombas?” No lo sabemos… sólo que hace 40 minutos las mochilas estaban solas, en el paraninfo, y fue el mismo tiempo en que el 066 salió de algún teléfono de la rectoría para pedir que los bomberos hicieran una revisión.
Psicosis o no, la conferencia se interrumpió, al igual que la rueda de prensa, al igual que las buenas conciencias.

Pd 1.- El próximo miércoles está programada una nueva marcha, la mega marcha que espera reunir 50 mil personas.
Pd 2.- Emilio sigue pensando que lo quieren matar por mandarle un par de catrinas a su casa, por eso han reforzado su seguridad.
Pd 3.- Un amigo periodista viene de la ciudad de México, sabe que se han calentado tanto las cosas que la estupidez puede ir de los dichos a los hechos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿bolsa de coctel?