La suma de sueños
el lenguaje del asesino
una culpa indeleble
la palabra que no miente.
Un sistema de tiempo, el máximo perfecto,
Un clásico, un apoyo, una propuesta tan cruel como el destierro.
Una poesía sin oportunidad es el poder de la impunidad.
Por un sendero sin imaginación, despido la felicidad tan apática en espera de mi espera de algún rostro que insulta el juicio.
Y tratando de ensalzar, el error sin motivo,
Remilgo y bautizo nuevas palabras,
Que envidian un pasado rehabilitado, hipotético y agitado.
¿Pero quien podría asegurar victoria a un cobarde que desenvolvió la gloria y jamás la cobijo?
Siempre descuidada, como si prisa llevara
¡Que prisa puedo llevar yo!
¿Que me distinguió en un día normal?
Es por eso que me quedaré en este rostro pasajero,
En el amplio repertorio de voces.
Que no enseña un rostro: Precisos recuerdos y variedad de noches.
Ante mi, la útil vida me elogia primero,
me castiga después, me encuentra y se larga.
Y mi rostro cree en lo brillante de la mentira, y practica para una vez más encontrar la fingida sonrisa entre los gigantes escondidos con juguetes cibernéticos con un gordo penacho de Rusia.
El rostro, amigo de la expresión
De la mano con el cambio
Llorando por el beneficio
Nacido para crear, amaestrado para desbaratar.
Emoción tras encuentro
segundo mundo
gestos suprimidos
realidad oculta.
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