Lenta, lenta debe ser
Caer del suelo es imposible
Pues no hay a donde caer
Mi vida se fue con el matinal suspiro del que fuiste presa cuando partiste, esa mañana de otoño eterno se desvanece y regresa cada tarde, cada noche, en mi mente y mis recuerdos.
Fantasma, fantasma eterno
Subir al cielo es imposible
Para alguien que aún no ha muerto
Mi cuerpo levita entre el siniestro objetivo de mi mente por destruirlo, escapa, intenta, no puede dejar de sentirse mutilado, de sentirse descompensado, sufre , como si fuera separado de mi mente, como si mi cuerpo no fuera yo, sufro con él, sufrimos juntos, soy dos, soy uno, soy mi mente, mi sufrimiento; mi rencor, mi cuerpo, mi vida.
Nunca, nunca llegaré
La cobardía es mi defecto
Y la impaciencia me devora
Mi muerte espera, no llegaré, no llegará, la busco y la espero, no la encuentro y soy cobarde, no llega, mi cuerpo se resiste a perder contra mi voluntad, la eternidad me comerá y mi destino es jamás verte de nuevo.
Cuerpo, cuerpo inerte así
Como cuando bajo la luna
Su brillo se hacía perfecto
Mi amor escapó, falleció, se deshizo en la penumbra de la carretea oscura mientras el rocío de la mañana llenaba las flores de vida, se fue y las flores jamás brillaron, fue un día nublado.
Silencio, silencio en el entorno
Se escapa de las luces
El sonido se opaca
La muerte que te alcanzó a ti y la vida que no se va, me hieren; me atormentan y me taladran todos los días, mi mente, que crea un entorno, que imagina que tiene amigos, que tiene a alguien, la vida me expía con soledad perpetua.
Vida, vida boca arriba
Muerte inesperada
Vida de castigo
Alejandro Velazco
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