
El PRI, aprovechando el creciente rechazo al proyecto, se unió a diversos grupos para recolectar firmas y presentar la solicitud del plebiscito, una figura de democracia directa impulsada y aprobada por el propio PAN en el congreso estatal desde 1998 y que nunca ha sido utilizada. De ser aprobada la solicitud, se aplicaría una consulta a la población registrada ante padrón electoral, donde los ciudadanos podremos manifestar nuestra postura a favor o en contra. El resultado será vinculatorio y decisivo.
Diego Monraz, director del Macrobús, ya advirtió que independientemente de lo que suceda con el plebiscito, las obras continuarán. No es la primera vez que el ejecutivo estatal ignora a la sociedad civil: me vienen a la mente casos como Arcediano, El Zapotillo, el puente Atirantado, el alza a la tarifa del transporte, los donativos millonarios entregados a MTV, Telenovelas, torneos de golf, a la jerarquía católica... Este autoritarismo, el implantar proyectos que los mismos "beneficiarios" rechazan, este alejamiento de la sociedad y sus necesidades le ha costado bastante al PAN (electoralmente hablando) y a la población mucho más. Sin embargo, parece no importarles.
El PAN, según su doctrina fundacional, buscaría únicamente el bien común, dejando de lado los intereses particulares. Con el proyecto del Macrobús ha beneficiado a uno de los transportistas más detestables de la ciudad, Jorge Higareda, dejándole la operación del sistema; ya exigió, a menos de un año, un alza a la tarifa.

La realización del plebiscito sería histórica para el estado, sentaría un precedente: los jaliscienses tendríamos a la mano una herramienta efectiva para ejercer presión sobre nuestros gobernantes, para recuperar aunque sea un poco de ese poder que nos fue arrebatado.
¿David Gómez Álvarez, presidente del IEPC, y los demás consejeros electorales le darán entrada a la solicitud? Muy pronto lo sabremos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario