jueves, 12 de agosto de 2010

En Guanatos #losqueremosvivos



Omar García

Apenas faltaban algunas horas para que la luz de ese sábado me atrapará en mi ciudad cuando, al calor de las copas ya habíamos dicho todo lo que necesitábamos decir, no bastaba subirnos a la ola mediática de los compañeros de otros estados, aquí, en Jalisco, es muy difícil ponernos de acuerdo porque la lucha de los egos y las envidias hacen que el periodista tapatío le importe más perder su trabajo que perder su vida.

Los organizadores de la marcha en el Distrito Federal sentían la misma pena que nosotros, pero ambos, los del chilango y los de guanatos, sabíamos de los temas pendientes en el asunto de organización de los compañeros periodistas en otras latitudes, porque en la Guadalajara del no pasa nada, los profesionales de los medios de comunicación no pasamos de la preocupación interna. Quise saber si habría algo, busque en redes sociales y pregunte con los amigos de otros medios, nadie sabía nada. Y en esa zozobra compre un boleto al DF, me interesaba saber cómo se organizaban en la marcha de periodistas.

El viernes por la noche nos reunimos unos cuantos, sobra decir quién y dónde, porque lo hicimos más con el ánimo de vernos y saber qué había pasado con un compañero que recién habían amedrentado en Chapala, que por otra cosa. No abundamos mucho con las amenazas que habían aparecido en una hielera con una cabeza de un puerco dentro de ella y cuyos carteles que la forraban se mencionaban los nombres de periodistas que ni siquiera tratan los temas de seguridad, narcotráfico o violencia.

Esa noche, y yo a unas horas de tomar el avión que me llevaría a ver algo sin precedentes en el DF, no supimos contestarnos cómo cubrir estos temas… era ocioso pensar que el asunto se arregla con una firma de legalización, porque el asunto del narcotráfico ha inundado la cultura de un país. Hablar de la generación de jóvenes nini (que ni estudian ni trabajan) era sólo la punta del Iceberg.

Pensamos demasiadas cosas, desde dejar de cubrir ciertos temas espinosos hasta pedir ayuda para que compañeros expertos en estos temas nos brindarán sus conocimientos, pasamos de lo banal del discurso gubernamental a lo ilustrativo que son los compañeros de nota roja, y en todo ese tenor lo único que acordamos fue tratar de socializar la urgencia de prepararnos más para informar mejor. Ojalá que no nos tardemos tanto, pues el día siguiente, con casí mil personas sobre la calle Reforma en el Distrito Federal me di cuenta que sí hay personas a las que les importamos, y esos son los periodistas.

64 familias se han quedado sin su reportero estrella, 11 periodistas tienen el mismo paradero que las políticas de seguridad, están desaparecidos. Saber que nos importamos a nosotros mismos es la consigna que Granados Chapa nos regalo en el Ángel de la Independencia… de entender que a esos periodistas se les aprecia porque con su trabajo contribuyen a la formación de ciudadanía; pero eso será mañana, en estos momentos son las 4:50 am, es hora de dormir que en unas horas hay que hacer soporte en una marcha: como periodista, como estudiante de comunicación, como ciudadano, como desquihacerado si se quiere ver así… pero es que yo también los quiero vivos!

5 comentarios:

Alecito. dijo...

Yo por eso digo que Carmen Aristegui es una heroína nacional.

Carmen Aristegui dijo...

No es para tanto.

Anónimo dijo...

Me gusta la imagen bien neohippie que pusieron.

Anónimo dijo...

Es jipiteca

Greiss dijo...

Gracias Omar por compartir un poco de las múltiples cosas y sentimientos que deben haber pasado allá, en la marcha. Ojalá pudieras escribir más sobre esto.
Es desesperante, que el destino de los periodistas ya no solamente es profesionalmente incierto, sino que además, es peligroso.
Para algunos periodistas, y cada vez son más,su labor,literalmente, es de vida o muerte.