El pasado 15 de junio el Parlamento de Islandia aprobó una legislación que garantiza la transparencia de la información y protege a periodistas e investigadores de demandas judiciales interpuestas por gobiernos y grupos empresariales. Basta con “hospedar” en los servidores de ese país cualquier material “explosivo” para protegerlo de la censura y asegurar su difusión. Si bien la nueva ley no promueve el asilo político para periodistas perseguidos, sí asegura el “refugio electrónico” para sus textos. Una diputada resume el espíritu de la iniciativa: “Quizá maten al mensajero, pero ya no podrán aniquilar el mensaje”.
Aglutinados por Birgitta Jónsdóttir, poeta anarquista, pionera de internet en su país, activista de armas tomar y diputada por el Movimiento Ciudadano, el Parlamento islandés aprobó por unanimidad la Iniciativa Islandesa de Medios de Comunicación Modernos (IMMI, por sus siglas en inglés).
Ese proyecto legislativo contiene un arsenal jurídico único en el mundo. Su meta es proteger contra los ataques de gobiernos y de grandes grupos empresariales a los periodistas, sus fuentes, los medios de comunicación y las páginas web de denuncia e información. Aspira a brindar apoyo y refugio electrónico tanto a los investigadores islandeses como a los extranjeros.
El 31 de julio de 2009, WikiLeaks –sitio especializado en filtraciones con contenido sensible y el cual acaba de dar a conocer miles de documentos secretos del Pentágono sobre la guerra de Afganistán (Proceso 1761)– difundió en internet, desde Suecia, revelaciones demoledoras sobre operaciones turbias realizadas por los directivos del banco islandés Kaupthing. Fue éste uno de los tres bancos que llevaron a Islandia hacia la ruina económica.
Tres días más tarde, el 2 de agosto de 2009, el noticiario de la televisión estatal islandesa RUV se aprestaba a presentar un reportaje sobre la información difundida por WikiLeaks cuando una orden judicial emitida a petición del banco Kaupthing interrumpió el programa. Los periodistas sólo pudieron exhibir la página de presentación de la página web y su dirección electrónica.
Semejante censura enardeció aún más a los islandeses y movilizó a un grupo de diputados que decidió elaborar un ambicioso proyecto de defensa de la libertad de expresión.
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1 comentario:
Oh, queridos islandeses, jamás me decepcionarán; por eso es el país más feliz del mundo (ONU)
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